martes, 2 de agosto de 2011

De rascacielos y otros pues

Posiblemente la ciudad de Panamá sea la ciudad en la cual he estado donde más metros cuadrado se están construyendo a la vez, tan próximos unos de  otros que a veces parece ser parte de una misma obra.


Como profesional de la construcción, mi visión de Panamá luego de una visita de unos días a la ciudad, es la de una ciudad pujante, que aprovecha al máximo sus metros cuadrados, su privilegiada ubicación, su auge económico. Una ciudad en donde hay trabajo para todos los gremios relacionados a esta tan difícil y vulnerable industria. Una ciudad donde se mueven capitales, una ciudad como pocas en Latinoamérica y casi ninguna en Centroamérica, que esta actualmente viviendo un proceso imparable de construcción (1).

Como arquitecta tal vez me emociono más, cuando recorro el casco antiguo de la ciudad y compruebo como ha comenzado ya hace algunos años el proceso de revalorización de un pasado que identifica a los panameños como sociedad y les devuelve parte de su historia.

Dos realidades completamente diferentes que acontecen de manera simultánea a cada lado de la bahía separadas solamente por un mar que le sirve de reflejo. Dos realidades que resumen muchas corrientes y pensamientos del quehacer actual de la arquitectura: un imparable desarrollo urbano por un lado y la conservación del patrimonio arquitectónico por el otro.

Ya desde el avión, Panamá se nos ofrece como un oasis para la inversión inmobiliaria; rascacielos eternos que emergen por la ciudad, siluetas de los edificios que se recortan en el cielo y conforman un moderno perfil sobre el mar.

Una vez en hotel (que seguramente también será un edificio de “varios” pisos), folletos y revistas nos venderán estas nuevas viviendas como símbolo de poder, bienestar, y porque no de felicidad… todo lo tenemos ahí: apilados uniformemente unos sobre otros, vivienda, bares, negocios, spa, gimnasio, piscina, y hasta helipuerto. Solo basta con apretar un botón del ascensor para trasladarnos del trabajo, al ocio, del ocio al hogar. Torres de diseño, obras de autor, edificios de papás millonarios y apellidos famosos (2).

Diversas razones, entre las que se encuentran el tránsito anual de catorce mil barcos por el país, los 150 bancos mundiales que tienen sede en la ciudad y que albergan capitales de empresas, han motivado el denominado boom inmobiliario, un efecto que ha traído como resultado la construcción de edificios de gran altura, de más de cincuenta pisos.


Durante varios años, el horizonte de la ciudad de Panamá había permanecido bastante quieto, con sólo cuatro edificios de más de 150 m. A partir de comienzo de la década del 2000, la ciudad experimentó un gran auge de la construcción, con los nuevos edificios que se levantan por toda la ciudad (3).

Con una legislación que ampara y promueve estas tipologías para determinadas áreas de la ciudad, la zonificación de la ciudad fue regulada en el 2004 (4). En los últimos años se contrató a costo multimillonario la confección de un plan regulador para la ciudad de Panamá. Una de sus recomendaciones es aumentar la densidad de la ciudad, es decir la cantidad de población por unidad de área, forzando un uso más intensivo mediante edificios cada vez más altos.

Es inevitable sorprenderse ante este escenario, imaginarse cuanta tecnología puesta al servicio de la arquitectura, preguntarse quién vivirá detrás de esa proliferación de ventanas una al lado de la otra, una sobre otra … y entonces nos invade una pregunta: ¿Estará preparada la ciudad para recibir todas estas esbeltas torres de cristal?

Congestionamiento del tránsito, (dado que la ciudad crece en población, edificaciones y automóviles a una velocidad muchísimo mayor que la construcción y ampliación de avenidas), así como de estacionamientos públicos, infraestructura colapsada, precios inaccesibles para la mayoría de la población son también consecuencia de este boom que a pesar de todo parece no detenerse.


Mientras tanto, del otro lado de la bahía, se escuchan los fuertes latidos de un hasta hace poco olvidado casco antiguo de la ciudad, el llamado barrio de San Felipe (5). Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1997, este barrio cuenta con bellos edificios del siglo XIX, exponentes de estilos arquitectónicos español, francés y americano.

En su interior se erigieron edificios religiosos, militares y civiles los cuales se conservan y hoy en día albergan las principales instituciones de la República: el Palacio Municipal, el Palacio de Gobierno y Justicia, la Corte Suprema de Justicia (remodelada para ser la sede del Instituto Nacional de Cultura), la Cancillería, así como la Catedral Metropolitana frente a la Plaza Mayor denominada también Plaza de la Independencia, el Teatro Nacional, y numerosos museos. Además hay una gran cantidad de casas antiguas que denotan el auge y poder económico que ya tenia esta región en el pasado.

Esta zona por estos días esta transitando un proceso de reconversión muy interesante. Sus hermosas edificaciones, hoy son convertidas en pequeños hospedajes, cafés, restaurantes al aire libre y tiendas de souvenir que le otorgan al barrio una atmósfera de sosiego y remanso.


Sin embargo, tampoco aquí el panorama parece ser del todo fácil, ya que este barrio una vez abandonado por la burguesía panameña que lo erigió, fue utilizado por las clases sociales de menores recursos quienes ocuparon las antiguas mansiones y las subdividieron provocando los conocidos problemas de hacinamiento, marginalidad, y deterioro que sufrieron muchos cascos antiguos de nuestras ciudades latinoamericanas.

El proceso que hoy vive esta zona de la ciudad debe estar acompañado de políticas claras sociales de inclusión, de intenciones colectivas de devolverle a la ciudad y principalmente a todos sus ciudadanos una parte de su pasado.

Ya se han realizado algunas importantes obras de infraestructura para conectar el área con el resto de la ciudad, pero el desafio es aún muy grande, las edificaciones van subiendo el precio de venta, se observan algunos problemas en cuanto a desagües y falta de infraestructura, el porcentaje reparado es todavía escaso y el daño provocado por tantos años de olvido muy grande.

Las intenciones sin embargo estas marcadas y como amante de la conservación del patrimonio y la puesta en valor de nuestro pasado, sin dudas estos procesos me entusiasman y confortan.

Dos caras de una ciudad, dos tiempos yuxtapuestos en sus calles, por un lado el pasado con sus lentas calles llenas de tradición y casas con tejados, del otro lado un futuro que no se detiene a preguntar demasiado… en el medio este presente que nos envuelve como la brisa del mar en las noches de verano pues (6).




(1) Actualmente en Panamá, se encuentran en proyecto, aprobados o en construcción una gran cantidad de edificios que superan los 200 m. de altura, e incluso algunos que alcanzan los 300m. y estarán incluidos dentro de los 200 rascacielos más altos del mundo. Se ha convertido en la "ciudad de los rascacielos" de América Latina.

(2) Por ejemplo :Trump Ocean Club International Hotel & Tower, Yoo panamá & Arts Tower ( by
Philippe Starck)

(3) A comienzos de 2011 se terminó de construir The Point, con 266 m. es el edificio culminado más alto del país. En proyecto futuro resalta la Torre Financiera, un rascacielos propuesto en la ciudad de Panamá, que sobrepasará a los demás rascacielos, convirtiéndose en la edificación más alta del país y de América Latina.

(4) La zonificación de la ciudad, que fue regulada en 2004 por el Ministerio de Vivienda (MIVI), define a los sectores de San Francisco, Punta Paitilla, Calle 50, Avenida Balboa, Costa del Este, Punta Pacífica como áreas aptas para la construcción de edificios altos. Actualmente, la construcción de este  tipo de edificio está reglamentado por la Ley 49 de 2004, que derogó la Ley 78 de 1941, la cual establecía que la altura estaría condicionada por el ancho de la vía donde se encontrase la estructura. Con la nueva ley 49, su altura queda definida en función de la densidad de población del terreno, que como máximo en ciertas zonas, podrá ser de 1500 residentes por hectárea.

(5) Es la segunda Ciudad de Panamá fundada en 1673 después de la destrucción de la primera ciudad hoy denominada "Panamá La Vieja", hecho ocurrido en 1671 con el ataque del pirata Henry Morgan. Es por esta razón que su nueva construcción se hizo como ciudad fortificada con una gruesa muralla de piedras y siete baluartes para protegerla de cualquier intento de ataque pirata. Su trazado, del siglo XVII y propio de la planificación urbana española, se mantiene intacto con sus calles empedradas y su olor a pasado.

(6) Término utilizado en Panamá  como modismo o muletilla con diversos significados dependientes del tono con que se pronuncia.

lunes, 1 de agosto de 2011

La ciudad dormida

Rodeada de tres gigantes de humo (1), una ciudad cerró sus ojos a la edad presente y enamorada de su antigua vida, se echo a dormir introspectivamente…

Dicen que Antigua Guatemala (2) es la ciudad más hermosa de las Américas. Lo cierto es que cuando uno la visita se da cuenta que ha caído preso de una fascinación única de esas que solo los lugares mágicos pueden provocar.

El historiador y cronista Rafael Vicente Álvarez Polanco (3) dice “ el extranjero que al pisar las piedras centenarias de Antigua y al deambular por sus caminos polvorientos que conducen hasta el remanso de paz, el espíritu se colma de ensueño, se comulga con un íntimo misticismo y se embraga de verdor y de paisaje, ya que sabiéndolo o no, obligadamente al traspasar sus puentes de fino calicanto se ha adentrado uno en una historia de esas que mezclan gente y naturaleza, una ciudad que en su época de gloria y pujanza compitió con México y con Lima, y que ahora tan solo vive de recuerdos, envuelta en la magia de sus íntimos silencios…"

Un mundo de fantasía en el que los años dan marcha atrás, donde se revive la historia de siglos, enmarcada en la autenticidad de este retablo inmenso que conforma una de las ciudades mas bellas de este continente: la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, hoy conocida como Antigua Guatemala.

¿Pero cuál es exactamente la razón de ese encanto y misticismo que esta ciudad genera en sus visitantes? ¿Cuál es el secreto que esconde detrás de  sus coloreados y gruesos muros de piedra? ¿Por qué sus patios, sus ruinas, sus calles tienen tal efecto hipnótico para quienes los recorren?

Situada en el corazón del valle de Panchoy –a 1.530 m de altitud, Antigua Guatemala fue fundada en 1543 bajo el nombre de Santiago de los Caballeros, con el propósito de que fuera la capital del Reino de Guatemala, un inmenso territorio que abarcaba a los actuales estados de Chiapas, Guatemala, Bélice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Fue la tercera sede de la capital de este reino luego de la destrucción del segundo sitio, ubicado en el valle de Almolonga, en las faldas del Volcán de Agua (a donde había sido llevada tras abandonar el primer asentamiento en 1527). 

Esta urbe ejerció notable influencia estética en el área aledaña y en gran parte de Centroamérica. Durante su desarrollo y esplendor fue conocida como una de las tres ciudades más hermosas de las Indias Españolas.

En 1773, el último y más ruinoso de una larga lista de terremotos obligó a los habitantes de la ciudad a abandonarla para ir a fundar la actual capital, Ciudad de Guatemala, 50 kilómetros más al este. En 1775 la Corona aprobó el traslado y comenzó a llamarse al lugar “La Antigua Guatemala”.

Fue así como la vida de una capital colonial fue completamente detenida en el apogeo de su desarrollo, en pleno florecimiento del barroco, cortaron su proceso de crecimiento y modificación. El resto de las grandes ciudades coloniales como México, Puebla de Zaragoza, Lima, Quito o Potosí  padecieron de la furia destructiva del neoclasicismo en el siglo pasado, más no fue el caso de la Antigua Guatemala que ha permanecido detenida en el tiempo, en ese estado de suspensión, ilesa e inalterada.

Sin embargo, pese al traslado de miles de personas hacia la nueva capital, los habitantes que permanecieron en la antigua ciudad se dieron de a poco a la tarea de recuperar la belleza de las edificaciones. Desde entonces es una pequeña y antigua ciudad colonial, con sus casas de una sola planta que a menudo ocultan unos patios y jardines suntuosos, con las imponentes ruinas de sus muchísimas iglesias y conventos, y con ese plácido transcurrir de la vida cotidiana por sus calles empedradas.

Pocos lugares conservan tantos elementos, imágenes, calles y arquitectura del pasado como la Antigua Guatemala. Desde el punto de vista arquitectónico y estético es apasionante no sólo por la grandeza de lo que en una época fué y que se ha reconstruido, sino también en sus ruinas mismas, la mayoría ahora confinadas a conventos e iglesias. Construcciones derruidas, arcos rotos y vigas rajadas, de algún modo, se suavizaron con el paso del tiempo, y se ven realzados por el musgo y las buganvillas que crecen a su alrededor.
 

Hoy en día la Antigua mantiene su herencia en una escala que es única entre las áreas coloniales hispánicas.
Paradójicamente, los mismos terremotos que la destruyeron han permitido, al trasladarse la actual capital, que se haya conservado el ambiente colonial con tanta pureza. El pasado en la Antigua Guatemala está incrustado en cada calle y rincón de esta ciudad dormida…


 (1) Tres son los volcanes que rodean la ciudad, dan la idea de ser altivos guardianes de esta ciudad: Volcán del Agua, al sur de la ciudad; con una altura de 3753 metros. Volcán de Acatenango: el padre de las montañas. Pico de mayor altura 3960 metros, semi apagado. Volcán de Fuego, con una altura de 3918 metros, en constante erupción, se pueden ver sus fumarolas. A la vista de tan dramática ubicación natural, cabría preguntarse sobre las verdaderas razones que indujeron a los españoles a levantar la ciudad aquí. Nadie conoce la respuesta pero de lo que no cabe la menor duda es que se encuentra en el corazón de lo que muchos consideran el valle más espectacular de Guatemala.

(2) La ciudad de Antigua Guatemala es cabecera del municipio homónimo y del departamento de Sacatepéquez. De acuerdo al censo oficial de 2002 tiene una población de 41.097 habitantes. Con apenas 15 kilómetros cuadrados, es reconocida por su bien preservada arquitectura renacentista española con fachadas barrocas del Nuevo Mundo, así como un gran número de ruinas de iglesias. Su altura en el centro de la Plaza castellana de Armas alcanza 1530 metros sobre el nivel del mar, con un clima atemplado de 18 grados centigrados.

(3) El historiador don Rafael Vicente Álvarez Polanco (q.e.p.d.) fue un personaje que siempre se preocupó del rescate de Antigua Guatemala, por lo que se le dió el título de Cronista de la Ciudad.

(4) La Antigua Guatemala es declarada Monumento Nacional el 30 de marzo de 1944. Veintiún años más tarde, en julio de 1965 fue declarada Ciudad Monumento de América por la VIII Asamblea General del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Finalmente en noviembre de 1979 la Ciudad Colonial es declarada Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la UNESCO, convirtiéndose ante los ojos del mundo en un reconocido tesoro de la humanidad.
La UNESCO, es unaorganización que reconoce lugares en esta categoría por diversas razones, entre ellas los esfuerzos realizados para su reconstrucción y constante revitalización, así como el respeto de normas de conservación que mantienen estos tesoros muy parecidos a su estado original.