Rodeada de tres gigantes de humo (1), una ciudad cerró sus ojos a la edad presente y enamorada de su antigua vida, se echo a dormir introspectivamente…
Dicen que Antigua Guatemala (2) es la ciudad más hermosa de las Américas. Lo cierto es que cuando uno la visita se da cuenta que ha caído preso de una fascinación única de esas que solo los lugares mágicos pueden provocar.
El historiador y cronista Rafael Vicente Álvarez Polanco (3) dice “ el extranjero que al pisar las piedras centenarias de Antigua y al deambular por sus caminos polvorientos que conducen hasta el remanso de paz, el espíritu se colma de ensueño, se comulga con un íntimo misticismo y se embraga de verdor y de paisaje, ya que sabiéndolo o no, obligadamente al traspasar sus puentes de fino calicanto se ha adentrado uno en una historia de esas que mezclan gente y naturaleza, una ciudad que en su época de gloria y pujanza compitió con México y con Lima, y que ahora tan solo vive de recuerdos, envuelta en la magia de sus íntimos silencios…"
Un mundo de fantasía en el que los años dan marcha atrás, donde se revive la historia de siglos, enmarcada en la autenticidad de este retablo inmenso que conforma una de las ciudades mas bellas de este continente: la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, hoy conocida como Antigua Guatemala.
¿Pero cuál es exactamente la razón de ese encanto y misticismo que esta ciudad genera en sus visitantes? ¿Cuál es el secreto que esconde detrás de sus coloreados y gruesos muros de piedra? ¿Por qué sus patios, sus ruinas, sus calles tienen tal efecto hipnótico para quienes los recorren?
Situada en el corazón del valle de Panchoy –a 1.530 m de altitud, Antigua Guatemala fue fundada en 1543 bajo el nombre de Santiago de los Caballeros, con el propósito de que fuera la capital del Reino de Guatemala, un inmenso territorio que abarcaba a los actuales estados de Chiapas, Guatemala, Bélice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Fue la tercera sede de la capital de este reino luego de la destrucción del segundo sitio, ubicado en el valle de Almolonga, en las faldas del Volcán de Agua (a donde había sido llevada tras abandonar el primer asentamiento en 1527).
Esta urbe ejerció notable influencia estética en el área aledaña y en gran parte de Centroamérica. Durante su desarrollo y esplendor fue conocida como una de las tres ciudades más hermosas de las Indias Españolas.
En 1773, el último y más ruinoso de una larga lista de terremotos obligó a los habitantes de la ciudad a abandonarla para ir a fundar la actual capital, Ciudad de Guatemala, 50 kilómetros más al este. En 1775 la Corona aprobó el traslado y comenzó a llamarse al lugar “La Antigua Guatemala”.
Fue así como la vida de una capital colonial fue completamente detenida en el apogeo de su desarrollo, en pleno florecimiento del barroco, cortaron su proceso de crecimiento y modificación. El resto de las grandes ciudades coloniales como México, Puebla de Zaragoza, Lima, Quito o Potosí padecieron de la furia destructiva del neoclasicismo en el siglo pasado, más no fue el caso de la Antigua Guatemala que ha permanecido detenida en el tiempo, en ese estado de suspensión, ilesa e inalterada.
Sin embargo, pese al traslado de miles de personas hacia la nueva capital, los habitantes que permanecieron en la antigua ciudad se dieron de a poco a la tarea de recuperar la belleza de las edificaciones. Desde entonces es una pequeña y antigua ciudad colonial, con sus casas de una sola planta que a menudo ocultan unos patios y jardines suntuosos, con las imponentes ruinas de sus muchísimas iglesias y conventos, y con ese plácido transcurrir de la vida cotidiana por sus calles empedradas.
Pocos lugares conservan tantos elementos, imágenes, calles y arquitectura del pasado como la Antigua Guatemala. Desde el punto de vista arquitectónico y estético es apasionante no sólo por la grandeza de lo que en una época fué y que se ha reconstruido, sino también en sus ruinas mismas, la mayoría ahora confinadas a conventos e iglesias. Construcciones derruidas, arcos rotos y vigas rajadas, de algún modo, se suavizaron con el paso del tiempo, y se ven realzados por el musgo y las buganvillas que crecen a su alrededor.
Hoy en día la Antigua mantiene su herencia en una escala que es única entre las áreas coloniales hispánicas.
Paradójicamente, los mismos terremotos que la destruyeron han permitido, al trasladarse la actual capital, que se haya conservado el ambiente colonial con tanta pureza. El pasado en la Antigua Guatemala está incrustado en cada calle y rincón de esta ciudad dormida…
(1) Tres son los volcanes que rodean la ciudad, dan la idea de ser altivos guardianes de esta ciudad: Volcán del Agua, al sur de la ciudad; con una altura de 3753 metros. Volcán de Acatenango: el padre de las montañas. Pico de mayor altura 3960 metros, semi apagado. Volcán de Fuego, con una altura de 3918 metros, en constante erupción, se pueden ver sus fumarolas. A la vista de tan dramática ubicación natural, cabría preguntarse sobre las verdaderas razones que indujeron a los españoles a levantar la ciudad aquí. Nadie conoce la respuesta pero de lo que no cabe la menor duda es que se encuentra en el corazón de lo que muchos consideran el valle más espectacular de Guatemala.
(2) La ciudad de Antigua Guatemala es cabecera del municipio homónimo y del departamento de Sacatepéquez. De acuerdo al censo oficial de 2002 tiene una población de 41.097 habitantes. Con apenas 15 kilómetros cuadrados, es reconocida por su bien preservada arquitectura renacentista española con fachadas barrocas del Nuevo Mundo, así como un gran número de ruinas de iglesias. Su altura en el centro de la Plaza castellana de Armas alcanza 1530 metros sobre el nivel del mar, con un clima atemplado de 18 grados centigrados.
(3) El historiador don Rafael Vicente Álvarez Polanco (q.e.p.d.) fue un personaje que siempre se preocupó del rescate de Antigua Guatemala, por lo que se le dió el título de Cronista de la Ciudad.
(4) La Antigua Guatemala es declarada Monumento Nacional el 30 de marzo de 1944. Veintiún años más tarde, en julio de 1965 fue declarada Ciudad Monumento de América por la VIII Asamblea General del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Finalmente en noviembre de 1979 la Ciudad Colonial es declarada Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la UNESCO, convirtiéndose ante los ojos del mundo en un reconocido tesoro de la humanidad.
La UNESCO, es unaorganización que reconoce lugares en esta categoría por diversas razones, entre ellas los esfuerzos realizados para su reconstrucción y constante revitalización, así como el respeto de normas de conservación que mantienen estos tesoros muy parecidos a su estado original.
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