jueves, 22 de marzo de 2012

Volver a la ciudad

Según el censo de 1815, la ciudad de San José tenía unos 11.500 habitantes. Para la época de la separación de Costa Rica de España (1821) superaba ya en población y recursos a la ciudad de Cartago, que había sido la capital del país desde el siglo XVI. Este desarrollo se vio acelerado por el surgimiento de plantaciones de café en sus alrededores en los decenios de 1820 y 1830.
A lo largo del siglo XIX se manifestaron los signos de la planificación urbana, con el sistema de cuadrícula español y la fundación de diversos templos. 
A mediados de este siglo, la ciudad tomó un nuevo aire urbanístico, ya que se ampliaron las avenidas y se apostó por una arquitectura moderna en la ciudad. Se fundaron teatros, bancos, hoteles y edificios estatales, así como se establecieron los servicios de cañería, alumbrado público (1), tranvía y telégrafos .
Al iniciar el siglo XX el casco central josefino resultaba muy atractivo para el comercio, que creció desmesuradamente e inició la emigración de sus habitantes del centro de la ciudad hacia los alrededores más apacibles.
Fue a partir de entonces cuando la ciudad cambió su historia, aquel punto de inflexión en una ciudad que creció desordenadamente hacia las afueras, invadiendo cada vez más zonas semi rurales, olvidándose de su centro histórico, derribando su pasado y abandonando muchas veces su identidad.
En la actualidad la zona centro está casi deshabitada, pero se convierte en el lugar más importante de trabajo costarricense, el cual congrega durante el día a más de un millón de personas. A pesar de la gran afluencia de gente en San José, lamentablemente la mayoría de los usuarios estan de paso, la zona de encuentra desordenada, abandonada en términos de inversión inmobiliaria y caótica en términos de funcionalidad.
Sin embargo,a pesar de sus problemas, según estudios realizados en el ámbito de toda América Latina, San José sigue siendo una de las ciudades más seguras y menos violentas de toda la región latinoamericana, por lo cual pensar en proceso de repoblamiento en términos socio culturales resulta totalmente viable. 
En los últimos años la municipalidad y los arquitectos han realizado esfuerzos en pro de un San José posible, mejorando el espacio público e incentivando el repoblamiento de la ciudad. Poco a poco, el paisaje josefino nos hace levantar más la mirada; torres y grúas ascienden en el cielo del Paseo Colon y La Sabana (2) intentando proponer una nueva forma de entender y vivir la ciudad. 
Pero la recuperación de los centros urbanos es un efecto domino, donde el mejoramiento se esparce conforme se va implementando y poco a poco se transforman los espacios para que estos vuelvan a ser habitablemente agradables. Es un proceso que lleva años, esmerada planificación y voluntad política, y que conlleva múltiples aristas.
El proceso de repoblamiento de las ciudades viene acompañado primeramente por un proceso de renovación urbana, donde no únicamente se remozan los aspectos físicos, sino también requiere un cambio de comportamiento en la población, la cual se adapta a la dinámica propia de vivir en las ciudades y las responsabilidades y sacrificios que ello implica.
No es secreto que el modelo extensivo de ciudades (tipo norteamericanas) es un modelo excesivamente caro, de alto consumo energético y que se ha dado en países con grandes extensiones de terreno. Características no aplicables en Costa Rica. El tener que llevar redes de servicio a los extremos de la ciudad tiene un costo muy alto. La ciudad dispersa, que requiere grandes recorridos de automóvil para llegar de un lugar a otro, que consume amplias cantidades de terreno, muchas veces fértil para la producción de alimentos, atenta directamente contra el uso eficiente de los recursos.
Desde el punto de vista de la economía urbana sin duda resulta más ecológico vivir en las ciudades. Generar un modelo de ciudad mas compacto, más eficiente y más sostenible en términos económicos, sociales y ambientales es una tendencia mundial en la actualidad. Concentrar la densidad de la población en áreas determinadas, ahorra tiempo y dinero en el trasporte, lo cual es beneficiosos para la ecología urbana, especialmente con la incorporación del uso mixto, lo cual da la oportunidad de vivir y trabajar en la misma zona o en zonas próximas dentro de la misma ciudad. Con ciudades más compactas se amortigua el problema de desplazamiento y ocupación de vías y se aprovechan los servicios de la ciudad como tuberías, cloacas, pluviales, teléfono, luz.
A su vez, la renovación del los cascos históricos, sin duda implica también una reutilización de los edificios existentes, convirtiéndose en una excelente oportunidad para poner en valor el patrimonio histórico de la ciudad así como la arquitectura vernácula del país.
Es importante señalar, que para que este tipo de proyectos de repoblación sea posible es necesario que las municipalidades diseñen proyectos de uso público en las ciudades, tales como parques, plazas, aceras bien anchas y promover el uso mixto en planta baja. Otro aspecto medular en este concepto es mejorar el transporte público como la manera más económica y ecológica de moverse dentro de la ciudad.
Es cierto, San José no cuenta con todas las condiciones idóneas en este momento aunque se esta trabajando en ello, pero siempre el sector privado corre más rápido que el sector público. Como antes fueron las áreas de Escazú y Santa Ana (3), ahora es el turno de la capital , donde decenas de torres se levantan ante la promesa de una muy esperada revitalización de la capital. La apuesta de los desarrolladores por reconvertir los lotes abandonados o de mínima densidad en espacios mixtos para comercio, oficinas y vivienda ha convencido a cientos de nuevos inquilinos que hoy se suman a las poco mas de 5.000 personas que hoy habitan el casco central.
Sin embargo la capacidad de réplica de estos desarrollos en otros diseños para clases sociales mas allá de la clase alta es un desafío pendiente, así como el avance de las mejoras urbanísticas como creación de parques y avances en seguridad y transporte público. De que se logre afinar todas estas variables dependerá, en gran medida el futuro de San José y el éxito de esta aventura de “volver a la ciudad ”.


(1) El 9 de Agosto de 1884 se puso en operación una central hidroeléctrica en el Barrio Aranjuez, con lo que se pudieron iluminar unas 25 lámparas en el centro de San José; así que fue la tercera ciudad iluminada con energía eléctrica del mundo y la primera de América Latina, solamente superada por Nueva York y París.
(2) El Paseo Colón es una arteria principal de la ciudad que comunica el parque metropolitano La Sabana con el centro histórico de San José.
(3) El acelerado crecimiento de las zonas de Escazú y Santa Ana, al oeste de la ciudad durante la última década es un ejemplo de procesos de crecimiento extensivo: fincas y lotes medianos cambiaban de uso agrícola o de vivienda unifamiliar para albergar condominios y residenciales con cientos de familias de otras zonas, deseosas de disfrutar de la oferta de servicios y actividades de una zona en crecimiento.

Aquellos amores

Hace ya algunos años vivo en la ciudad de San José, la capital de Costa Rica. Una ciudad ubicada en el valle central, rodeada de montañas, quebradas y ríos que la atraviesan.
Otras ciudades centroamericanas parecieran tener mejor prensa. Panamá con sus rascacielos y su modernidad, Antigua o Granada detenidas en ese pasado encantado, La Habana y los ecos de la revolución. Ya sean grandes capitales o pequeñas ciudades, todas han encontrado la manera de “mostrase” y de contar su historia. Tienen un sello propio que las caracteriza, que las identifica, se las puede resumir con simples adjetivos que se nos vienen a la mente cuando pensamos en ellas.
Sin embargo San José es un caso particular, es una ciudad que cuesta entenderla, que a veces duele verla y por momentos nos muestra su cara más rebelde.
"De la antigua puerta de empleados del ICE viejo, 300 metros sur, condominio color papaya, departamento C1" es como debería completar en los formularios cuando me preguntan mi actual dirección. Nunca llego a hacerlo, no me alcanza el renglón en el papel. Por suerte, he encontrado formas de abreviarlo y lo cierto es que los sitios siempre se encuentran.
Pero mas allá de estas simpáticas particularidades, la ciudad de San José pareciera encontrarse en un estado de confusión constante: el tráfico, la contaminación visual, los escasos espacios públicos, el uso que sus habitantes hacen de los mismos, todo se sumerge en el desorden de una ciudad sin rumbo.
Tal vez, he tardado tanto en escribir acerca de la primera ciudad que me recibió por estas latitudes justamente porque me resulta difícil describirla. Muchas palabras aparecen mezcladas y desordenadas en mi cabeza: naturaleza, caos, montañas, verde, presas, cultura, oportunidad, tráfico, pereza, historia, amigos, tranquilidad, lluvia… tal vez mi San José encierra un poco de cada una de ellas…
A lo mejor también es cierto que con el tiempo uno puede comprender mejor las razones que hacen que esta ciudad te genere esa mezcla de sentimientos, donde algunos días te maravillas por la belleza de las montañas, el aire limpio, el verde que te inunda, o esa lluvia que regularmente se aparece en las horas de la tarde y en otros días quedas atrapada en filas interminables de vehículos apurados que no saben donde ir.
Hace algunos meses además trabajo para una empresa de relocation, y muchas veces durante los servicios de orientación debo explicar a los expatriados que se vienen a vivir al país como es la ciudad de San José. Por suerte, ahora después de varios años creo que la voy conociendo y entendiendo mejor y como aquellos amores de inicios conflictivos y finales felices, San José ahora esta en mi corazón.


jueves, 8 de marzo de 2012

Pensamientos en La Habana ( II )

Pensamientos en La Habana

Pocas ciudades resultan tan difíciles de describir como La Habana. Tal vez porque resulta imposible separarla de su historia de piratas, de riquezas, de revolución. Tal vez porque estar en La Habana duele, te emociona, te transporta, te conmueve. Una ciudad que cambió su destino, que luchó por su libertad pero que quedó atrapada en sus sueños e ideales…


La ciudad de La Habana fue fundada el 16 de noviembre de 1519 por el conquistador español Diego Velázquez de Cuellar. Aunque hay varias hipótesis del origen indígena de este nombre, la hipótesis mas aceptada lo deriva de un cacique llamado Habaguanex, que controlaba la zona del primer asentamiento.
La Habana fue la sexta villa fundada por la Corona Española en la isla de Cuba, llamada San Cristóbal de La Habana, tal vez porque era el patrón de los navegantes, y La Habana, como toponímico indígena. No obstante, antes de la fundación de La Habana, en su emplazamiento actual, la ciudad tuvo, entre 1514 y 1519, por lo menos dos asentamientos distintos.
La Habana resurgió en varias ocasiones de los escombros y cenizas a que la reducían de cuando en cuando los piratas y corsarios franceses durante la primera mitad del siglo XVI, hasta que en 1561 la corona española dispone que la ciudad sea el lugar de concentración de las naves procedentes de las colonias americanas antes de partir para la travesía del océano, por lo que se construyen defensas militares a la entrada de la bahía y en sitios estratégicos y logran hacer de ella la ciudad mejor defendida del Nuevo Mundo. Con ello, miles de marinos, funcionarios, colonos, comerciantes, aventureros llegan a la incipiente ciudad, que crece desde el puerto a ritmo vertiginoso.
Al mismo tiempo, la ciudad se edifica con los materiales más abundantes de la isla; las maderas, que proporcionan a la arquitectura de la época un encanto peculiar en combinación con los estilos llegados de la península Ibérica, y muy profusamente de las Canarias.
Durante el siglo XVII la ciudad se engrandece con construcciones monumentales civiles y religiosas. Puede verse la influencia de los diferentes estilos y culturas en la arquitectura colonial de La Habana con un rango diverso de moro, español, italiano, griego y romano. La catedral de La Habana (1748- 1777) dominando la Plaza de la Catedral es el mejor ejemplo del Barroco cubano.
A mediados del siglo XVIII, La Habana tiene más de 70.000 habitantes. El 6 de junio de 1762, los ingleses invaden la isla y toman posesión de la ciudad. Sir Georges Keppel la gobernó durante once meses, hasta mediados de 1763, fecha en la que los británicos devolvieron La Habana a los españoles, a cambio de Florida.
Hacia la década de 1850, el desarrollo de la industria azucarera, el ferrocarril, la industria tabacalera, entre otras, produjeron una pujante economía que llevó a Cuba a ser un país enormemente rico y La Habana fue el vivo reflejo de esta riqueza y prosperidad. En 1863, las murallas de la ciudad fueron derribadas para que pudiera ampliarse la urbe y construirse nuevos y espléndidos edificios. Muchos habaneros adinerados tomaron su inspiración del francés y el neoclasicismo se expandió por toda la ciudad. Las clases acomodadas se trasladaron al elegante barrio del Vedado, con sus numerosas quintas y palacetes.
A finales del siglo XIX, La Habana, después de dos guerras de independencia lanzadas por los patriotas cubanos, vive los últimos momentos de la colonización española en América, que se cierra definitivamente cuando el acorazado estadounidense Maine es hundido en su puerto, según últimas investigaciones accidentalmente, dando a los Estados Unidos el pretexto para invadir la isla. Si bien el 20 de Mayo de 1902, el gobierno vuelve a manos cubanas, hasta 1959 la influencia de los Estados Unidos será constante y decisiva, sobretodo económicamente.
Bajo la influencia estadounidense, la ciudad creció y se enriqueció con numerosos edificios, especialmente en la década de 1930, cuando se construyeron suntuosos hoteles, casinos y clubes nocturnos.
El popular paseo del Malecón fue diseñado para conectar la Vieja Habana Colonial con el Vedado. El comienzo de su construcción se remonta a 1901 durante el gobierno provisional norteamericano en la isla y se prolonga durante casi cincuenta años.Una amplia avenida de seis carriles y un larguísimo muro que se extiende sobre toda la costa norte de la capital cubana a lo largo de ocho kilómetros. Importantes monumentos se alzan a lo largo de la avenida, además de importantes arterias de la capital terminan desembocando en el malecón como la calle 23, la avenida de los Presidentes y la avenida Paseo. Otros edificios y monumentos representativos de la capital también bordean todo lo largo de la avenida malecón, conviertiendo al malecón habanero en el lugar de encuentro más visitado de la capital cubana.
Entre 1915 y 1930, el turismo era una de las principales fuentes de divisa de Cuba (superada solo por el azúcar y el tabaco). La Habana era el destino más popular del Caribe, especialmente para los estadounidenses, quienes buscaban evadir las restricciones impuestas por la ley seca en ese momento. Grandes personajes de la época pasaban temporadas en La Habana, Frank Sinatra, Ava Gardner, Winston Churchill, Gary Cooper, entre otros.
En 1925 Jean Claude Nicolas Forestier, la cabeza de la planificación urbana en París se trasladó a La Habana durante cinco años para colaborar con arquitectos y diseñadores del paisaje. Su objetivo era crear un equilibrio armónico entre el formulario clásico y el paisaje tropical. Su influencia ha dejado una marca grande en La Habana aunque muchas de sus ideas fueron apagadas por la gran depresión en 1929.
Durante las primeras décadas del siglo XX, La Habana se extendido mas rápidamente que en cualquier otro momento de su historia. Junto con Buenos Aires, eran las más grandes y más importantes ciudades latinoamericanas en lo que se refiere a la arquitectura.
Este período cuenta con grandes ejemplares de edificios con influencias internacionales de Art Nouveau, Art Deco y Ecléctico. El barrio Miramar lujuriante y adinerado copió el modelo de suburbio americano y se volvió después de 1959 un barrio de diplomáticos, científicos, embajadores y turistas. El domo del Capitolio a 62 metros de altura, era el punto más alto de la ciudad y un ejemplo de la influencia y riqueza que derivan de EE.UU. en el momento. El Edificio Bacardí (1930) es uno de los más grandes edificios de La Habana y es el mejor ejemplo de Art Deco. Localizado en una loma pequeña, esta el Hotel Nacional, construido en 1929-30 a través de un acuerdo  entre el gobierno cubano y el de EE.UU.
En los años 50, el crimen organizado estadounidense se apoderó de una buena parte de las industrias del ocio y el turismo de Cuba. De hecho, la ciudad era llamada “el Las Vegas Latino”. Muchos edificios de oficinas, y complejos de apartamentos, junto con algunos hoteles aprobados por Fulgencio Batista, fueron dramáticamente alterando el skyline. Por consiguiente, el modernismo transformó mucho la ciudad .Un ejemplo  es el Habana Libre (1958), qué antes de la revolución era el Habana Hilton Hotel. El Edificio Fosca(1956), también situado en El Vedado, representa la cima del desarrollo de los edificios denominados entonces de "propiedad horizontal". Este complejo de 39 niveles fue concebido y se basó en las ideas de Corbusier de una ciudad autónoma dentro de una ciudad. Contaba con 400 apartamentos, garajes, una escuela, un supermercado, y restaurantes en la cima. Ésta era la estructura de hormigón armado más alta del mundo en el aquel momento (no usando ningún marco de acero).
Desde el triunfo de la revolución en 1959 se hicieron grandes transformaciones sociales, principalmente en lo que afecta a la educación, la sanidad pública, los servicios. Muchas de estas transformaciones se reflejaron en las construcciones de la ciudad, que cambió su destino para siempre. Hay un límite muy definido entre la evolución de la arquitectura habanera antes y después de 1959. Desde esta fecha hasta el presente la misma se ha caracterizado por un continuado deterioro y por la ausencia de un criterio de armonía a largo plazo. Algunas urbanizaciones de esta época, han sido realizadas al estilo soviético, haciendo que parezcan sin serlo verdaderos guettos, que en vez de barrios de La Habana, parezcan distritos de Moscú. El palacio de las Convenciones es otra muestra de la combinación de la arquitectura colonial y la influencia de Unión Soviética. La construcción atípica de la embajada de la URSS en la Quinta Avenida de Playa, diseñada por Oscar Nimeyer, muestran la evolución de la arquitectura de la ciudad en esos años.
Con el deterioro de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos y la imposición de un embargo comercial contra la isla en 1961, La Habana entra en un lento proceso de deterioro que se prolonga hasta nuestros días, muchas de las mansiones, y palacios pertenecientes a las clases mas altas del país, son ocupadas por cubanos que no pueden hacerse cargo de su mantenimiento, por lo cual, la corrosión por la sal del mar, las lluvias, principalmente han llegado a derribar lamentablemente parte de su estructura.
Como resultado del colapso de la unión Soviética y sus aliados de Europa del Este en 1989 y a principios de los años 1990, Cuba se sumió en una crisis económica  muy profunda. La solución, nuevamente fue recurrir al turismo, y el gobierno cubano invirtió sumas significativas en el sector para atraer visitantes al país que se traduce en una intensiva construcción de hoteles  en los municipios de mayor interés turístico.
Desde hace unos años, el centro histórico de la Ciudad de La Habana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982, es objeto de restauraciones realizadas por un equipo de historiadores y arquitectos dirigidos por la Oficina del Historiador de La Habana. Esta oficina y sus empresas asociadas han promovido, financiado y ejecutado la reconstrucción de las partes más antiguas y significativas de la ciudad, intentando respetar al máximo la construcción original y procurando la armonía entre la habitabilidad, los principios sociales y la atracción turística.